Me contaron más de una vez que si te besaba, te adoraba, que si te mandaba flores a tu casa, quería que fueras la única en su vida, que el "afecto" fuera sinónimo de "te quiere".
Durante muchos años me trague ese cuento, hasta que mi hermana me fijo "despierta, del amor no es el cuento de la Bella Durmiente" (mi princesa favorita de la infancia, cabe aclarar), y tenía razón.
Porque claro, recordemos ese sábado por la noche en el cual decidiste arreglarte más; sabías que esa persona iba a estar ahí. No parabas de reír con tus amigos, mientras fumas un cigarro, bebes alcohol, o tal vez solamente lo buscas entre la multitud.
Hasta que lo ves.
Sonríes.
Tu corazón empieza a palpitar.
No sabes qué cara poner pero la sonrisa se te escapa más
Del rostro.
"Ahí está" no paras de repetirte en tu cabeza.
Él también te ve y va directamente hacia ti, te dice que te ves hermosa, preciosa, empiezan los cariñitos y te acerca a él. Tú no quieres soltarlo, también inician los besitos en la frente y las "manitas sudadas", hasta que el té pregunta tomándote de la cintura:
"¿No quieres ir afuera?"
Tú vas a afuera pensando una de estas opciones:
Qué solamente, iremos a platicar, deshacernos de tanta multitud para ser solo los dos.
No pasará nada, es "normal" sin embargo, estas llena de nervios y emoción
Y la tercera opción, ¡qué va a besarte! Claro, y tú en tu mente dulce e inocente, te dices que te besara ¡porque le gustas! ¡Crees que ese "hermosa" fue real!
Salen de la fiesta, y él te toma de la mano, hasta llegas a sentir su respiración sobre tu cuello. Él te lleva su auto, una camioneta negra, tú te recargas el cofre de este, y esa persona se pone a milímetros de tu cara mientras pone tu cabello sobre tu oreja. Te sonrojas, "va a besarme" te repites. Hasta que ¡claro! ¡Él te besa! Lento, bonito, inicia con un beso corto. Tú lo miras y sonríes, pones tus manos alrededor de sus mejillas y el ubica sus manos en tu cintura. Empiezan a besarse, lento, hasta que la velocidad inicia. Los besos son más intentos, de repente él te agarra de una nalga, sus manos pasan por tus hombros y te baja los titanes del brasier, pero lo ignoras, hasta que te levanta la falda y sientes el roce de sus dedos en tu piel.
Te incomodas.
"¿Qué está haciendo?" te preguntas.
Te separas y te acomodas la falda, lo miras desconcertada, "está bien, tú tranquila" te dice "¿qué? ¿Porque me miras así?"
Mientras no sabes que hacer, ¿ignorarlo? ¿Fingir como si nada? ¿Dejarte tocar? ¿Decirle que es un imbécil? ¿Llorar? ¿Gritar? ¿Hacer un numerito? ¿O irte sin decirle nada?
A tu mente aparecen todas esas personas que viviste, que iniciaron en un "te quiero" y acabaron en un una habitación, en un mensaje de WhatsApp "perdón, no te quería bien", o en una casa abandonada, o en la parte de atrás del coche. Y claro, vuelve a parecer tu hermana.
Diciéndote que el amor no es cuento de la bella durmiente. No es cuento de princesa.
Porque la pregunta siempre quedo al aire.
Te mandan flores.
Te besan.
Te abrazan.
Te dicen palabras pasajeras pero esas que has querido escuchar toda la vida.
Hacen todo aquello que nos han dicho que es amor, ese afecto que significa "te quiero".
Sin embargo, ¿el sentimiento es real?